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LA TUMBA DEL AMIGO
Un pozo en Samaría, una piscina en Jerusalén y un sepulcro en Betania: tres lugares fundamentes que marcan los tres domingos últimos de Cuaresma, camino de la Semana Santa. El agua, la luz y la vida: tres símbolos bautismales que nos remiten a la vida de Jesús y nos abren a la verdad sobre el bautismo y la vida cristiana.
El tema fundamental del relato de la resurrección de Lázaro es la vida; es también el tema bautismal elegido para preparar la Pascua: bautizarse es participar de la vida de Dios, resucitar con Cristo, dejar que el pan de vida alimente nuestros cuerpos en camino hacia la meta de la casa del Padre.
Es una de las siete definiciones solemnes que san Juan da sobre Jesús: «Yo soy la resurrección y la vida». Marta escucha a Jesús y cree profundamente en esta verdad del Mesías: él ha venido para que tengamos vida, vida en abundancia.
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Encuentro sobre la Palabra de Dios
El 21 de enero de 2023, se realizó en la Parroquia de San Pedro Apóstol de Daimiel un encuentro formativo y de oración con motivo del Domingo de la Palabra de Dios. En dicha jornada tuvieron lugar varias ponencias sobre la importancia de la Sagrada Escritura en la vida de los cristianos y de la Iglesia. Aquí os dejamos las grabaciones de dichas charlas para que podáis disfrutarlas y verlas las veces que queráis. 00:00 Introducción 00:30 Manuel Pérez Tendero: «Miembros de un pueblo a la escucha». 37:29 Luis Eduardo Molina: «La Biblia en los Santos Padres». 1:10:09 Pilar Sánchez Orozco: «La Sagrada Escritura en mi camino de fe». 1:43:30 Benjamín R. Rey Soto: «La importancia de la Palabra de Dios en mi vida y en mi sacerdocio»
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UN CIEGO EN GRANADA
Dale limosna, mujer
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada.
Estos versos se pueden leer en la Alhambra de Granada y han pasado a ser patrimonio de la ciudad. Los escribió Francisco de Icaza, poeta mejicano, inspirado por un ciego que le salió al encuentro cuando paseaba con su mujer por la Alhambra.
Siempre es una limitación y una pena tener que convivir con la ceguera, pero parece que lo es más cuando nos impide contemplar la belleza que nos rodea.
Hace muchos años, otro ciego paseaba por otra ciudad, Jerusalén; también él pedía limosna. Los discípulos de Jesús también experimentaron la pena al contemplar a aquel hombre y se preguntaban cuál sería la causa de aquella tragedia.
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XII. EL DISCURSO ESCATOLÓGICO | Evangelio según S. Mateo
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LA SED
Hace unos días celebrábamos un Viacrucis cuaresmal por las calles; mientras caminábamos, entre estación y estación, hacíamos silencio y también cantábamos; una canción sonaba especialmente apropiada para aquel pueblo que caminaba en silencio por sus calles: «De noche iremos, de noche, que, para encontrar la fuente, solo la sed nos alumbra, solo la sed nos alumbra». El precioso texto es de san Juan de la Cruz, el gran místico castellano del siglo de Oro.
La paradoja de las imágenes sirve para aumentar la belleza del texto y para darle profundidad: la sed, que pertenece al ámbito de la comida, se aplica a la simbología de la luz. Esta paradoja solo tiene sentido en la dimensión espiritual del ser humano: la sed profunda se convierte en motivación y luz para encontrar el camino que nos lleve a la fuente que pueda saciarnos.
La sed, en este poema, aparece en toda su dimensión positiva: en medio de las noches de la vida, la sed hace posible que encontremos el camino de la fuente, sin perdernos por los oscuros vericuetos de las tinieblas.
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XI. JESÚS EN JERUSALÉN | Evangelio según S. Mateo
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UNA MONTAÑA EN EL DESIERTO
Junto al desierto, el gran símbolo de la Cuaresma es el monte. La semana pasada, la liturgia dominical nos proponía la lectura de las tentaciones de Jesús en el desierto, después de cuarenta días de ayuno; esta semana, la misma liturgia nos propone el monte de la transfiguración como clave para comprender el camino cuaresmal.
De hecho, en los cuarenta años que Israel tuvo que peregrinar desde Egipto hacia la Tierra prometida, el desierto fue la presencia dominante; pero, en el corazón del desierto, Israel se encontró con un monte, el Sinaí, que cambió el rumbo de su peregrinación. En el corazón del desierto, el pueblo se encuentra con Dios y realiza una alianza que le configurará para siempre.
La montaña de Dios en el corazón del desierto es un símbolo fundamental de la Cuaresma.
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X. SUBIDA A JERUSALÉN | Evangelio según S. Mateo
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DESDE TIEMPOS DE ADÁN
Conocer a alguien es contar su historia.
Somos tiempo compartido, relaciones que nos configuran, decisiones con sus consecuencias, presencias sobrevenidas; somos memoria exterior e interior de un pasado que nos configura. Nuestros genes son memoria viva de lo que otros vivieron antes que nosotros; nuestros cuerpos son también memoria, a veces doliente, de todo lo que hemos vivido y sufrido en nuestra propia historia. La psicología y el pensamiento, los afectos, todo el mundo interior es también memoria: memoria profunda de lo que hemos vivido, amado y sufrido.
Por eso, conocer a alguien es compartir su vida; describir a una persona es relatar su biografía.
En este tiempo de Cuaresma el pueblo cristiano recuerda su identidad más profunda para reconducir su vida desde las raíces, desde lo que somos verdaderamente. Por eso, las lecturas bíblicas que leeremos cada domingo, sobre todo las del Antiguo Testamento, son un gran relato de la historia de la salvación, desde Adán a los profetas. Los cristianos y toda la humanidad somos fruto de esta historia, llena de belleza y mezquindad.
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IX. PEDRO Y JESÚS | Evangelio según S. Mateo
Continuando con el análisis del evangelio según san Mateo hemos llegado a un momento crítico en la vida pública de Jesús. Comienzan las persecuciones y el Maestro de Galilea tiene que retirarse. Debajo de esta persecución hay una pregunta: ¿Quién es realmente este hombre? Jesús mismo se lo preguntará a los discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Una figura con la que nos podemos identificar y que nos puede ayudar mucho en nuestra vida de cristianos es la de Pedro. Pedro sabe quién es Jesús y lo confiesa públicamente: «Tú eres el Mesías y el Hijo de Dios»; pero, a la vez, duda y tiene miedo… lo que provoca que se hunda en las aguas. Caminemos junto a Pedro y los demás discípulos para que la fe en Jesús siga creciendo en nuestro interior.