ÉL LLEGA ACOMPAÑADO

El gran profeta del Adviento es, sin duda, Isaías. La mayor parte de los textos litúrgicos del Antiguo Testamento para el Adviento están tomados de este profeta. En concreto, muchos de esos textos pertenecen a lo que se suele llamar el Segundo Isaías, la segunda parte de este gran libro, escrita bastantes años después de la parte más antigua.

Los textos nos hablan de un desierto florecido, de Jerusalén que se viste de fiesta porque viene el Señor. ¿A qué venida del Señor se refiere el profeta?

Dios viene abriendo una gran procesión: no llega solo, sino acompañado por una gran muchedumbre de cojos, ciegos y enfermos de todo tipo. En el Adviento de Isaías, no se espera la llegada aislada del Señor, sino el regreso de todos los desterrados que fueron expulsados de Jerusalén hacía setenta años.

Jerusalén se ha convertido en una ciudad pequeña, con el templo abandonado, como una viuda sin hijos que se alimenta de sus propias tristezas y recuerdos. ¿Cuál es la mejor noticia posible para Jerusalén? Que los hijos que perdió regresen ahora, después de tanto tiempo, para llenar con su bullicio y sus canciones la ciudad abandonada. Además, ya no vuelven como esclavos, sino enriquecidos y llenos de dignidad.

Este es el gran milagro de Dios tras el destierro: la viuda Jerusalén acaba sus lutos y ve llegar una nueva era de esplendor para sus habitantes. El Señor viene cargado de una multitud incontable de «hijos pródigos» que regresan al hogar después de pagar un alto precio por su pecado. El hogar se llena de fiesta y todo huele a banquete.

 Esta perspectiva histórica, que pertenece al sentido literal de los textos de Isaías, ¿podríamos aplicarla también a nuestro Adviento? ¿Quién regresa, el Señor o nuestros hermanos?

Creo que, como antaño, también nosotros esperamos a un Señor acompañado que llena de alegría a una Iglesia maltratada por sus propios pecados y la indiferencia del mundo.

Podríamos aplicar en una doble dirección los textos de Isaías.

Por un lado, desde un punto de vista histórico y actual, las promesas de Isaías podrían parecerse a un sueño eclesial en que son recuperados los hijos que se marcharon. ¡Cuántos creyentes están sufriendo el destierro y se han alejado de la casa del Padre!        Conozco a muchos padres y abuelos que sufren con dolor la falta de fe de sus hijos, la lejanía con respecto a Dios y a la Iglesia. ¿Nos imaginamos la alegría que supondría para estas familias y para la Iglesia entera si un profeta nos anunciara que el Señor viene, con todos esos alejados, que regresan felices al hogar?

¿No podría ser esto también el Adviento? Ese regreso, hoy, nos parece tan imposible como el final del destierro para los contemporáneos de los antiguos profetas. El Adviento es el gozoso anuncio de la vuelta del Pastor con todas las ovejas que se habían perdido.

Existe una segunda perspectiva desde la que leer los antiguos textos de Isaías; ahora, no tanto en clave histórica sino futura, escatológica. El Adviento nos hace preparar la llegada del fin de los tiempos, el triunfo definitivo del Crucificado: el Señor viene de forma definitiva para terminar la historia.

Pero tampoco lo esperamos solo: vendrá acompañado de todos sus ángeles y de todos los santos. Si muchos se han perdido por la falta de fe, son aún más numerosos los que nos han sido arrebatados por las garras de la muerte.

El Adviento nos dice que el final no consiste tanto en que yo me voy al lugar de los muertos, sino que Cristo viene y, con él, me devuelve vivos todos aquellos a los que he amado. ¡Jerusalén será entonces plenamente feliz!

La muerte y la indiferencia le han robado a Jerusalén incontables hijos. Pero tenemos esperanza porque Dios lo puede todo: ¡Alégrate, Iglesia, porque tus días de viuda están por terminar! El Señor viene acompañado de todos aquellos que dimos por perdidos: el Buen Pastor no ha descansado en todo este tiempo y tiene sus hombros repletos de hermanos recuperados.

Una respuesta a “ÉL LLEGA ACOMPAÑADO

  1. Rosa Porras Canarena 11 de diciembre de 2022 / 10:50 am

    Que texto tan precioso y tan intenso. Me ha pillado por sorpresa esta exposición con tantos datos de Isaías que no firmaban parte de mi escaso conocimiento
    Tengo que volver a leerlo y *releerlo* blibia en mano
    Gracias

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