
Es una de las santas más conocidas del calendario y una de las mujeres bíblicas que más se parece a nosotros.
Se asemeja, sobre todo, al anciano Abraham, padre de la fe: ambos simbolizan la hospitalidad bíblica ante el Dios que viene a visitarnos.
Marta, hermana de María de Betania y de Lázaro, es una de las mujeres más significativas de la Biblia; aunque está ausente en los evangelios de san Marcos y san Mateo, es importante en los de san Lucas y san Juan.
Además de ser un personaje histórico muy cercano a Jesús, la forma que los evangelistas tienen de contarnos su relato la convierte en un símbolo, aplicable a los creyentes de todos los tiempos.
Con ella, aprendemos que la fe es acoger al Dios que viene y llama a nuestra puerta: la hospitalidad es la clave de la religiosidad bíblica, desde Abraham a Zaqueo. Aprendemos, también, que la hospitalidad no consiste tanto en servir y hacer cosas por Dios, sino en convertirnos en discípulos suyos y oyentes de su palabra. Aprendemos, ante todo, a aprender de los demás: de María, del hermano, del otro.
Esta es una de las claves más actuales de Marta: discípulo y santo es aquel que está dispuesto siempre a aprender; de Dios y, por tanto, de los hermanos. Pero no abunda mucho la escucha en nuestro tiempo y en nuestra Iglesia: como Marta, necesitamos que Jesús nos enseñe a mirar a María para aprender de ella.
Nos puede suceder que creamos saber ya lo que debemos hacer en las cosas de Jesús; pero nos equivocamos y, a menudo, despreciamos a los demás, sobre todo a los que no cuentan. Sabio no es el que más cree saber, sino el que está más dispuesto a aprender; santo no es el que más religioso se cree, sino el que está más dispuesto a escuchar.
Hay otra dimensión, al menos, en la que Marta refleja una actitud muy nuestra a la hora de afrontar los problemas y dificultades: el reproche y la queja.
No son solo los medios de comunicación los que están llenando de malas noticias nuestra vida: somos nosotros mismos los que nos fijamos en lo negativo y olvidamos las cosas buenas de cada día, de los demás y de nosotros mismos.
Cuando se multiplica el trabajo, como le sucedió a Marta, explotamos con la queja y miramos con reproche al hermano. La queja repetida puede significar que no realizamos nuestro trabajo como un servicio gozoso a los demás, sino como una carga. También puede sucedernos esto mismo en las cosas que hacemos por Jesús y por la Iglesia, incluidos algunos voluntariados que comenzamos con alegría, pero que pueden convertirse en motivo de queja porque han perdido su alegría y gratuidad originarias.
Aunque tenga motivos objetivos, la queja contra el otro suele provenir de un corazón que no está en paz consigo mismo, que no goza con las pequeñas cosas que le han tocado realizar, o que él mismo eligió. La queja suele ser una manifestación exterior de un desajuste interior, de una insatisfacción. El que es feliz se queja poco; el que está alterado, en cambio, suele quejarse mucho.
La queja suele ir unida al reproche: los demás casi nunca están a la altura de lo que esperamos de ellos. Existe aquí también un desajuste de origen; en este caso, entre lo que los demás me ofrecen y lo que yo pienso que deberían aportar. Ellos nunca están a la altura, nunca están a mi altura. Hacen cosas que yo no haría, que no se deberían hacer, como María sentada a los pies del huésped.
Una de las enseñanzas que tiene que aprender Marta, por tanto, es la paz, fruto de la madurez personal, de la alegría interior.
En su famoso himno a la caridad, dice san Pablo que el amor todo lo soporta, todo lo excusa: ¿será que amamos poco al hermano y, por ello, nos quejamos contra él? El relato de Marta viene a continuación de la preciosa parábola del buen samaritano, en la que Jesús enseña qué significa amar al prójimo: ¿no será este relato una expresión viva de que amar a Jesús, a Dios, significa no quejarse contra el prójimo, sino amarlo y aprender de él?
Manuel Pérez Tendero
Me pasé gran parte de mi vida, como Marta: dedicada a atender hijos, esposo trabajo…,en este momento de mi vida siento que necesito tiempo para empezar de nuevo con otra actitud que llene mi vida y la de los que me rodean!
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