UN CIEGO EN GRANADA

Dale limosna, mujer

que no hay en la vida nada

como la pena de ser

ciego en Granada.

Estos versos se pueden leer en la Alhambra de Granada y han pasado a ser patrimonio de la ciudad. Los escribió Francisco de Icaza, poeta mejicano, inspirado por un ciego que le salió al encuentro cuando paseaba con su mujer por la Alhambra.

Siempre es una limitación y una pena tener que convivir con la ceguera, pero parece que lo es más cuando nos impide contemplar la belleza que nos rodea.

Hace muchos años, otro ciego paseaba por otra ciudad, Jerusalén; también él pedía limosna. Los discípulos de Jesús también experimentaron la pena al contemplar a aquel hombre y se preguntaban cuál sería la causa de aquella tragedia.

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